Kbeauty: el enfoque que cambió mis rutinas de skincare
No es ningún secreto que soy una gran fan de los productos de belleza coreanos. El K-beauty transformó mi manera de ver el skincare y de entender que no se trata solo de aplicar productos, sino de crear una rutina consciente que cuide la piel a largo plazo. Desde que lo incorporé, mi percepción de los resultados cambió: ahora busco fórmulas que respeten la barrera cutánea y que trabajen con suavidad, sin la obsesión de usar más activos o mayores concentraciones.
Lo fascinante de la cosmética coreana
Es que parte de un principio distinto al que solemos tener en Occidente: menos agresión y más equilibrio. Sus fórmulas combinan ingredientes calmantes y protectores para evitar irritaciones, y cuando incluyen activos anti-edad, no se limitan a altos porcentajes de un ingrediente que puede ser irritante. Prefieren mezclarlos con extractos naturales y componentes de la medicina tradicional coreana, como el Ginseng, considerado sagrado para tratar los signos de la edad. Además, tienen una visión muy realista (al contrario de lo que nos dicen los influencers): el skincare es un aliado, no una varita mágica. Lo ven como un complemento a los tratamientos estéticos, que son la normalidad en Corea, no como una solución milagrosa.
Para mí, que no soy de hacerme muchos procedimientos estéticos y tratamientos agresivos, es una forma de cuidar la piel con respeto, paciencia y realismo, porque, para mí, se trata de mantener la piel sana y luminosa, sin exigirle resultados imposibles ni exponerla a agresiones innecesarias.